Francisco Garcia Castro (Quico), autodidacta de 39 años vive y desarrolla su obra en Estepona. Aplica la pintura con espátula, recortes de chapa metálica, madera o brocha industrial sobre tabla imprimida en blanco.

Su traso es grueso y atrevido, incluso incendiario (dos de sus cuadros han llegado a alcanzar llamas de un metro de altura)

No aplanifica, actúa. Sólo obtiene el control de la obra una vez se aleja de ella por siempre.

Gusta del informalismo matérico y el expresionismo abstracto y conceptual, aunque su pintura no alberga discurso ni posición metafisica alguna. Es pasión. La pasión de un poeta inquieto.